Cuando visitas un paisaje tan emocionante e impresionante como la minas de Riotinto, no puedes dejar de pensar en todas aquellas personas que aunaron esfuerzo removiendo la tierra para extraer el mineral. El paisaje está teñido de todos los colores, sacando las entrañas de la tierra al descubierto. La manipulación del paisaje por el hombre es tan tremenda que conmueve al que observa. Como culmen resulta muy extraordinario el contemplar ríos y lagos color sangre. Pensar en cómo nuestras necesidades pueden llegar a destrozar de forma tan escandalosa un paisaje, un ecosistema. Es de una belleza aterradora.
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